Ensayo EDITORIAL:
Arq. Mauricio Arduz V.
En un tiempo histórico en el que quizás se vive la ola de corrupción y vulneración de normativas de construcción más notoria en la trayectoria de las ciudades bolivianas, sale a la luz la reciente creación de la “Cámara Nacional Inmobiliaria de Bolivia” ( www.cnib.bo ).
Entidad cuyo propósito mayor es fuertemente publicitado como reza en su sitio web:
“…velar por los intereses del sector inmobiliario…”.
Sin duda alguna, el sector de la economía relacionado con los negocios y/o intereses inmobiliarios, en un contexto de libre mercado y capitalísmo feroz como en Bolivia, es un sector fundamental para la economia de las ciudades por las cifras que se mueven en el intercambio de materiales y servicios privados (el Estado juega un papel insignificante en la dotación de viviendas a su población en proporción al sector privado). Y sobre todo por la libre especulación del valor del suelo sin regulación (que cada año genera mayor desigualdad y desplazamiento de las clases menos beneficiadas).
Si nos detenemos a observar lo que han hecho en la última década, en nuestras ciudades los… “intereses del sector inmobiliario”, podemos apreciar con mucha preocupación que los resultados sobre nuestras ciudades son bastante cuestionables - por decirlo suavemente -.
Si es que juzgamos los resultados de los “intereses del sector inmobiliario” desde la perspectiva técnica de la Arquitectura y la Planificación Urbana la pasada década es un DESASTRE de proporciones por supuesto, pero si lo hacemos desde la perspectiva de las cifras, y de las ciencias (macro) económicas y financieras, todas ellas mostrarían números en positivo, como si eso fuera necesariamente un reflejo de cualidades urbanas relevantes.
Como unos cuantos ejemplos:
Departamentos pésimamente distribuidos
Construidos sin orientación adecuada,
Sin aislamientos térmicos,
Sin aislamientos acústicos;
Ocupación de retiros de manera ilegal,
Proliferación de edificaciones aprobadas en jurisdicciones ajenas,
incumplimiento de áreas verdes mínimas,
Incumplimiento de normativas de seguridad (víctimas fatales),
Construcciones en terrenos calificados como de alto riesgo,
Construcciones en propiedad municipal y áreas comunes naturales avasalladas,
y una lista demasiado larga de transgresiones ya normalizadas y que deterioran las condiciones de vida de sus ocupantes y de la ciudad en general.
Pareciera en muchos casos que lo que se necesita es una organización que defienda a la ciudad de “los intereses del sector inmobiliario”.
A pesar de esta patética propuesta, de un mercado dominado por la oferta, las cifras muestran la “bonanza” del sector inmobiliario, para quienes las utilidades están por encima de cualquier otro sector productivo nacional.
Sin duda alguna, términos como “actividad inmobiliaria” y “negocios inmobiliarios”, están hoy en día lamentablemente vinculados en su mayoría con: constructores aficionados, loteadores, tramitadores con “contactos”, sobornos, violación de normas, construcciones ilegales y estafas multimillonarias, basta con recopilar las publicaciones de medios masivos en los últimos años.
El 99% de la oferta inmobiliaria reprobaría estándares elementales de Diseño Arquitectónico evaluados en Universidades del Pais, sin embargo son promovidos, ejecutados y comercializados por crecientes “intereses inmobiliarios”, sin considerar cualidades en las edificaciones más allá de utilidades financieras.
Y en el caso particular de La Paz, la ciudad que acoge a la maquinaria del Estado que es el principal inquilino de esta frágil estructura urbana (1), y quien como entidad ha liderado la tromba de abusos con sus nuevas construcciones en el Casco Urbano Central, completamente fuera de toda norma vigente, sin criterio urbano y desconociendo el contexto socio cultural y socio económico del centro histórico, como claro (mal) ejemplo del proceder de los “intereses inmobiliarios” desde el propio aparato público, y como clara muestra del espíritu no edificante que reina sobre nuestra ciudad en los últimos tiempos.
En el caso de la región metropolitana de mayor crecimiento de Bolivia (2), Santa Cruz de La Sierra (3), que se empieza a perder en la especulación del suelo en sentido horizontal - SPRAWLING- en un laberinto de condominios cerrados, excluyentes, que dan la espalda a las calles, y generan condiciones de inseguridad y riesgo en contravención de todas las recomendaciones realizadas por el Plan Regulador de Santa Cruz de La Sierra (4); y se multiplican sin infraestructura pluvial ni sanitaria, mínimamente adecuada -tal cual Siglo 18- proyectando el que quizás será el desastre ambiental de mayor impacto de la segunda mitad del siglo 21, al ritmo de los “intereses inmobiliarios”.
En este lamentable y patético escenario, muchas veces disfrazado de brilloso “desarrollo”, es necesario SOBRE TODO, que las entidades vinculadas con el sector inmobiliario y con el desarrollo urbano, ya sean estas públicas o privadas, se manejen con los más altos estándares de ética, rigurosidad disciplinar, y visión de un desarrollo humano sostenible.
Bienvenidas todas las iniciativas de entidades corporativas con propuestas de profesionalismo, e integridad, que ayuden a innovar y fortalecer a las ya rebasadas instituciones publicas, y aporten al desarrollo urbano de Bolivia.
Mauricio Arduz V. es Arquitecto titulado en la Universidad Católica Boliviana San Pablo de La Paz, con estudios de Post-grado en Diseño Urbano en Japón, Suecia, y Estado Unidos.
Referencias:
(1) - Msc. Arq. Jorge Valenzuela V. - “Regularización” a la medida del NEGOCIO contra la ciudad -
(2) Instituto Nacional de Estadística - www.ine.gob.bo
(3) - siip.produccion.gob.bo
(4) - Arq. Fernando Prado Salmón - CEDIB / CEDURE - 12 tareas para la planificación urbana en Bolivia - Cedib - https://www.cedib.org
www.diseñobolivia.com
2022